La muerte absurda

49 familias destrozadas. Corriendo de hospital en hospital, llorando frente a las cámaras, gritando el nombre de quien buscan. 
-El recuerdo de mi prima manejando mi auto y yo en el asiento del acompañante llamando al Same y a los hospitales, buscando esperanzas en la cama de una Guardia-


Me despierto, voy al baño, prendo la tele. Se me paraliza el alma al ver un tren celeste incrustado en "algo" y gente lastimada. Lloro instantáneamente. Leo el titular. Entiendo todo.


En todos los canales se repite la misma imagen de muerte absurda. De dolor en el pecho. De ahogo y falta de respiración. De herida abierta que se desgarra aún mas, tironeada por las letras rojas de todos los diarios online.


Vuelve todo. Todo. Los olores, los gritos, el pelo suelto, el sol, mi cara de desolación abrazada a mi prima en la pagina principal de Clarín.


La muerte absurda.
La vida interrumpida.
El llanto incontenible, desenchufar todas las TV's de la casa compulsivamente, salir al parque corriendo y gritarle al cielo hasta que mi garganta se quiebra. 


El recuerdo de mis cuñados, de mis hermanos. Donde están? Los necesito. Ina, Ray, necesito un abrazo y llorar con ellos. Que entienden, que saben. 
El recuerdo del abrazo con Ray aquel día, yo saliendo de la ambulancia en donde intentaban calmarme y él, incrédulo, que llegaba a llorar conmigo y ver de fondo el escenario de muerte de su hermano.


Hoy, Miércoles 22 de Febrero, es como mi Martes 13 de Septiembre para mucha gente.
Cada vez más.
Cada vez más dolor.
Cada vez menos ganas de vivir.